!PIÑATA! (relato)

Julito fue un niño muy querido por su familia pero, un poco fastidioso para los demás niños. Cuando éramos pequeños no queríamos jugar mucho con Julito. Él no era muy agradable, quizá quisquilloso. Sus juguetes eran los mejores y, si no lo eran, por lo menos eran importados.

Jugábamos con Julito no por él sino por sus juguetes. Él se daba cuenta y también se vengaba. Si descuidabas algún juguete éste terminaba desaparecido o mutilado. Y cuando se le recriminaba, cínicamente decía que él no había sido.

Un día la mamá de Julito fue a mi casa y le dijo a mía que le estaba preparando su fiesta de 7 años y que me nos invitaba para celebrar.

- Mamá no quiero ir a su santo. Julito es bien ladilla.

- ¡Qué has dicho, carajo! ... ¿Sabes qué significa ladilla?

- No mamá pero así le dice su hermano mayor, el Sebastián.

- No repitas esas cosas. Nunca... Jamás...

- Ya.

En el día de la fiesta, Julito estaba esperándonos con un sombrero de rey. Era obvio y él mismo así se presentaba con una sonrisa vanidosa:

- Hola, Yo soy el rey del santo.

A mí me tocó un gorro del pato Donald y a mi hermana de la Barbie.

Pronto la casa se llenaba de fieras. Para algunos de los niños, Julito les era indiferente. Pero para otros, quienes fuimos sus víctimas, esperábamos el momento oportuno para hacer algo.

- ¡Chicos, ahora la piñata! -Gritó la mamá de Julito-.

- ¡Yeeeeeeeeeeee! -Gritamos los niños al unísono-.

El papá de Julito alistaba el tocadiscos con la canción típica de las fiestas infantiles: “rómpela piñata”.

-♫quién rompe la piñata♫

-♫yoooooooo♫

-♫que la rompa Felipe♫

-♫no0000000♫

-♫que la rompa Isaito♫

-♫noooooooo♫

En ese momento, la mamá de Julito le hacía un gesto a su esposo para que bajara el volumen del tocadiscos y gritaba alegremente:

- ¡Que la rompa Julito!

Todos los niños quienes se la teníamos jurada a Julito gritamos al mismo tiempo:

- ¡Nooooooo!

Julito por un momento se quedó asustado. Hasta la figura del pato Donald en mi gorro parecía gritarle: ¡No! Luego, se quedó mirando por un instante a su mamá y se puso a llorar, hizo una rabieta y se fue cruzando la sala.

Su mamá nos miró a todos y pronunció:

- Chicos, no le hagan eso a Julito. Él es su amigo.

-!Sebastián! -Llamó a su otro hijo, el hermano mayor de Julito-.

- ¡Ven agarra la piñata! -Añadió, molesta-.

La mamá de Julito fue a traerlo nuevamente. Julito sollozaba.

- ¡Cielo! -Le gritó a su esposo-.

- ¡Pon nuevamente la canción! -le volvió a gritar-.

Ella nos observaba con su cara larga y amenazantemente para luego estirar una sonrisa complaciente mirando a los demás padres de familia que estaban allí cerca.

La canción empezó otra vez:

-♫quién rompe la piñata♫

-♫yoooooooo♫

-♫que la rompa Felipe♫

-♫no0000000♫

-♫que la rompa Isaito♫

-♫noooooooo♫

El esposo bajo el volumen y la mamá de Julito volvió a gritar alegremente:

- ¡Que la rompa Julito!

Esta vez todos los niños gritamos:

- ¡Sí!

Pero meneando la cabeza a un lado y otro como diciendo: No. Julito se quedó desconcertado; iba a volver a ponerse a llorar pero Sebastián quien también se la tenía jurada quebró en dos la piñata sobre la cabeza de Julito y todos gritamos:

- yeeeeeeee!

Nos abalanzamos sobre el piso y sobre Julito para coger las sorpresas que tenía la piñata. Julito lloraba en medio de la sala. Su papa miró a su esposa, alzó los hombros y alzó el volumen para que no se escuchara el llanto de Julito. La música seguía así:

-♫mamita, mamita yo quiero llorar si no me dan un palo pa´ romper la piñata. Mamita, mamita véndame los ojos que yo quiero ser quién rompa la piñata♫ ♫dámela, dale a la piñata♫ ♫rómpela rompe la piñata♫

Dchawsj

Yamakaientsa, mayo 2016