La pepa de mandarina (relato)
- danielchawnamuche
- 28 feb 2022
- 3 Min. de lectura
Hace tiempo solía tener largas caminatas con una amiga al salir de la universidad para dirigirnos hacia el paradero. Tener conversaciones así, ya no es posible, ambos terminamos la universidad y nos distanciamos debido a las obligaciones y al trabajo.
A pesar de no perder el contacto por medio de las redes sociales, la confianza es diferente pero el cariño de su recuerdo no.
- Te cuento un chiste.
- Jajajaja. (Ella reía)
- Pero, ¿Por qué te ríes si aún no te he contado?
- Me da risa tu cara cuando cuentas. Tu boca enmarca una sonrisa y tus ojos se entreabren de tal manera que pareces estar imaginando lo que cuentas.
- Ya está bien. Pondré otra cara. Así... (Pongo una cara distinta)
- Jajajaja. (Ella seguía riendo)
- Pero de qué te ríes. ¿Me vas a dejar contar ahora o no?
- Jajajaja. Ya. (Cerró fuerte la boca). Mmmjjjrrr. Jajajaja. ¡Ay mi barriga!
- ¿Me vas a dejar contar?
- Si, pero espera. Aquí tengo una mandarina. (Ella saca una mandarina y la va pelando).
- Esta mandarina es Kara.
- No, no es tan cara. Ten… (Alcanzándome unos gajos)
- Jajajaja.
- ¿De qué te ríes?
- De que yo me refería a la variedad de la mandarina no al precio. (Hablé con la boca llena).
- Chak, chuik (Ella masticaba)
- Están bien ricos... tus gajitos… (Le dije pícaramente mirándola primero al pecho y luego a los ojos y alzando ambas cejas).
- Oe. No te pases... ¡ah!
- Me refiero a los gajos de la mandarina. ¿Qué crees? (Seriamente, pero con una sonrisa maliciosa)
- Si, no… Gracioso...
- Mañana traes más, pues.
- Seré tu sirvienta… (Susurró)
- A qué no puedes con la boca lanzar la pepa hasta cruzar la calle. (Retándola)
- Claro que puedo. (Haciéndose la valiente)
- Chequea yo. Mira. (Hinché los pulmones, puse rígidos los cachetes, coloqué con la lengua la semilla muy cerca de los labios) Piufsh!!! Ves, cruzó la pista y llegó al jardín.
- Ya espera. Me toca a mí. Mira (Ella se detuvo y se preparaba para escupir la pepa y de pronto...)
- ¡Oh! ¡Cochina! ¡No ensucies la calle! (Grité adelantándome unos metros más que ella y luego me reía para mí mismo. Su pepa no rodó más de dos pasos).
- Eres una mierda... (Me respondió con sigilo y caminó rápido hasta emparejarme)
- Oe... Qué barbaridad… No te da vergüenza ensuciar la calle.
- Cállate oye. La gente está que nos mira. (Se puso muy seria)
- ¿Qué te pasa? ¿Te has molestado? Ya no te invito mi plátano... ¿Te gusta el plátano? (Ella hizo un largo silencio) Pero es chico. Así. (Hice el gesto estirando el pulgar y el dedo índice)
- No, no quiero. c-a-r-a-j-o (Ella gesticuló sin pronunciar sonido).
- A bueno, si no quieres… (Abrí mi mochila y saqué una bolsa pequeña de chifles) te dije que era chiquita (le enseñe la bolsa sosteniéndola con las dos manos dejando los dedos índices al aire pero no se dio cuenta de aquel gesto).
- Jaaaa… (Alargó una sonrisa hasta escapar una risa resignada)
- ¿De qué te ríes? ¿Qué habrás estado pensando?
- ¿Yo? Tú que hablas en doble sentido.
- Son de Piura. Prueba. (Le alargué la bolsa para que probara)
- Si, están buenos. Trae más pues.
- Seré tu sirviente... (Murmuré remedándola)
- ¡Ah! ¡Picón eres!
- No, no. Ya estamos “a mano”.
- Nada que “a mano”. La de la pepa no te la perdonó.
- Ya es tarde. Chapa tu carro y vete. ¡Ah! y no te olvides pues.
- ¿De qué?
- ¿Cómo qué de qué?
- Ehhh… ¿La mandarina?
- Mandarina te voy a dar. Quedamos en que cada uno resumía la mitad del libro.
- Cierto. Te lo paso mañana (me dio un beso en la mejilla dándose cuenta que venía su bus)
- Mira. Ahí `ta tu carro.
- Ya pues, chau Chaw.
- Chau.
Dchawsj
Yamakai-entsa febrero 2016

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