La abuelita (Crónica)
- danielchawnamuche
- 5 abr 2021
- 4 Min. de lectura
Un domingo allá por el año 1985, salíamos de la misa de 10 de mañana de la parroquia San Miguel Arcángel, dos de mis hermanas y yo. Solo sabíamos un camino para ir a la casa de mi abuelita Hilda y era tomando la calle José Martí pues por allí era más fácil cruzar la gran avenida La Marina. Para llegar allí, debíamos bajar por la avenida Los Precursores.
Mientras caminábamos, jugábamos a mencionar los nombres de animales que iniciaban con la letra que escogíamos.
- Ahora la letra "C". -Decía la mayor de ellas-.
Cada uno en turno debía mencionar el nombre del animal. Y comenzábamos:
- Cabra.
- Caracol.
- Cangrejo.
- Calamar.
- Caimán.
- Cobra.
- Colibrí.
- Cebra.
- Culebra.
- Cucaracha.
- Cocodrilo.
- Cuala.
- No, no. Koala es con "K" no con “C”. Busca otro.
En ese momento, no se me venía a la mente ningún otro animal y dije:
- Cocorocó...
- No. Cocorocó no es un animal... Ya perdiste. Cambiemos de letra.
- No, no. Todavía no. A ver... Coco, Coco... Cocoli... ¡Cuculí..! Ése, ése...
- Chasa. Me la quitaste. Ahora yo, espera... A ver... Carpa...
- ¿Estás segura? -Le pregunté a mi hermana mientras iba pensando en otro animal para no perder el juego-.
Ella respondió:
- Si, porque en nuestro colegio hay una laguna y allí hay bastantes peces carpa. Y le preguntó a mi hermana, la mayor:
- ¿No es verdad?
- Ajá. -Respondió lentamente mi hermana la mayor quien también estaba pensando-.
- ¿No son goldfish? -Volví a preguntar-.
- ¡No!, se llaman carpas.
- Ayá... Corvina.
- Cerdo.
- Camarón.
- ¿Con cola o sin cola? -Pregunté-.
- Con cola.
- Entonces, yo digo camarón sin cola.
- No. Eso no vale. Es el mismo camarón. Ya perdiste. Cambiemos de letra.
Yo no quería perder:
- No, no, espera. ¡Camarón chino! Eso si hay.
- No, no vale porque así diremos todos los animales de la China. -Dijo mi hermana melliza quién parecía ya se había puesto de acuerdo con mi otra hermana para hacerme perder-.
- Ah! Tampoco vale decir caracol de agua o caracol de tierra. Es el mismo caracol.
- Ya, ya tengo. Cucú.
- No, ése no existe porque ése es el sonido que hace la rana.
- No, yo no me refiero a la canción: "cucú cantaba la rana". Sino al pajarito que sale del reloj.
- Mmmmm. Ya. Vale, vale. Pero igual le voy a preguntar a mi papá si existe ese animal.
- Cisne.
- Canguro.
- Caballo.
- Caballa.
- No. Caballa se dice: Yegua. Perdiste, ya cambiemos de letra. -Le dije a mi hermana quién sabía más-.
Y ella me respondió:
- Yo no me refiero a la hembra del caballo sino al pez que llaman caballa.
- Congrio.
- Cordero.
- Conejo.
- Cuy.
Otra vez me tocaba mi turno y no recordaba:
- Esperen, esperen. Y pensé en voz alta: "Con C", "con C". ¡Cat!
- ¿Cuál Cat?
- Gato en inglés.
- Eso no vale. Ya perdiste. Cambiemos de letra.
- ¡No! Ahorita sale otro. Co, Co, Coj... Cojuda.
Mi hermana mayor se enfureció y dijo:
- A no, no. Con groserías no. Eso aprendes seguro en tu colegio de puros hombres.
- No, no. Yo quería decir: Coj...inova. Respondí.
- ¡Ahora yo! Gritó mi hermana melliza quién estuvo pensando mientras mi otra hermana me regañaba. Jajajaja. ♫Correcaminos bip, bip♫.
- ¡Coyote! gritamos al mismo tiempo mi hermana mayor y yo.
- ¡Yo lo dije! Gritó ella.
- ¡No! ¡Yo lo dije! Respondí.
- ¿Qué dijiste? me preguntó ella.
- ¡Co...!
- ¡No escuuuucho... no escuuuucho! Gritaba esa frase tapándose los oídos.
- ¡Co-yo!
- ¡No escuuuucho... no escuuuucho! Volvía a taparse los oídos.
- ¡Coyote!
- ¡No escuuuucho... no escuuuucho! Y otra vez tapándose los oídos.
Mi hermana melliza gritó:
- ¡Perdiste! Ahora con la letra "D". Delfín.
- ¡Diablo de Tasmania! Dijo la otra.
- ¡No! ¡No perdí!
Mis dos hermanas comenzaron a gritarme al unísono:
- ¡Per…diste!, ¡per…diste!, ¡per…diste!
Yo me puse a llorar justamente una cuadra antes de llegar a la casa de mi abuelita. Cuando de pronto salió mi abuelita y mis dos hermanas se fueron corriendo y gritaron:
- ¡Abuelita!
- ¡Hola mamitas! ¿Han venido solas? ¿Y tu hermano?
Mi hermana melliza me señaló con el dedo y yo venía caminando despacito y llorando.
- ¿Qué le pasó? ¿Por qué llora? -Preguntó mi abuelita-.
Yo lloraba y trataba de tranquilizarme para poder responderle a mi abuelita sobre lo sucedido. Pero, se adelantó mi hermana y dijo:
- Abuelita, no sabes… Él está bien grosero y le dije que le iba a decir a mi papá por hablar malas palabras.
Yo no podía contestar por el llanto reprimido y me daba más cólera porque eso no era cierto. Y mi abuelita contestó:
- Ya hijito no llores. Ellas no le van a decir. Vamos pa` dentro a almorzar, tengo gaseosa también.
Mi abuelita me hizo ingresar primero a su casa y detrás nos seguían mis hermanas. Ambas cómplices sonriéndose traviesamente sin hacer nada de ruido. Y hasta ahora me acuerdo.
Dchawsj
Yamakaientsa, abril 2017.

コメント