Guitar (Relato)
- danielchawnamuche
- 3 mar 2023
- 2 Min. de lectura
Hace tiempo tuve un perro y le puse de nombre Guitar. Cuando estaba aburrido y mi madre me quitaba todos los aparatos tecnológicos, lo llamaba: ¡Guitar, Guitar… ven! El perro, primero, giraba el cuello y alzaba los ojos. “Guitar, Guitar…” repetía. Él llegaba meneando la cola. Cargaba a Guitar en mi regazo. “Guitar, que flaco estás, puedo contar tus costillas. ¿Guitar quieres ser mi guitarra?”
Alzaba una patita del perro como si fuera el mástil y tocaba sus costillas. Alguna vez yo emitía con sonidos una tonadita como la del cóndor pasa en la introducción de la canción en reggae de Miki Gonzales. Otras veces cantaba: ♫♫ella existió solo en un sueño, ella es un poema que el poeta nunca escribió♫♫. Pero, esa tonada hacia llorar a Guitar y se zafaba lo más rápido posible. Mi madre gritaba: - ¡Deja de torturar al perro! Y le respondía: - ¡Es que se desafina!
A veces cuando otros en la casa querían hacer lo mismo con Guitar, yo les decía: “No le hagas eso a Guitar que no le gusta”. Yo no sabía que responder cuando me preguntaban: ¿Y tú porque lo haces? Quizá me gustaba divertirme con el perro y evitaba que otros hicieran lo mismo. Celos, tal vez.
Aunque una vez mi papá acariciando las costillas del perro recitó: ♫♫quisiera ser la golondrina que al amanecer vuela a tu ventana para ver…pan, pan, pan… a través del cristal ♫♫. Yo no conocía esa canción hasta que después me enteré de que era un bolero. Guitar con el tiempo fue envejeciendo. Por esos años, solo paseábamos ya no jugábamos. A veces le decía: “¿Te acuerdas de esta canción? fue cuando mamá regresaba de viaje.
Dchawsj
Lima, marzo 2023

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