GoodBye, Michael Jordan!!! (RELATO)
- danielchawnamuche
- 8 mar 2021
- 2 Min. de lectura
Cerca del barrio donde viví, hubo un local cuyos dueños lo habían convertido en un sitio donde jugar el Básquet. Aquel lugar congregaba a muchachos de diversos barrios para competir sanamente. Por esos años, el fútbol dejó de gustarnos dado que veíamos en la televisión algunos de los partidos de los Chicago Bulls cuando jugaba el gran Michael Jordan.
Cuando los dueños se fueron, donaron aquel lugar al obispo de la ciudad y éste se lo alquiló a una congregación religiosa. Allí seguíamos yendo a practicar pues también uno de los padres jugaba muy bien. Los domingos, antes de jugar, los padres improvisaban una mesa, colocaban unas velas y celebraban la misa a las 10 de la mañana.
Un día vimos los tableros de Básquet en la calle. Ello significó que en aquel lugar nunca más volveríamos a jugar. Ahora era la casa de Dios. Y a la casa de Dios solo se va a rezar.
Pasaron 20 años. He vuelto a ir a misa, pero solo para recordar con añoranza los años que allí con la gente del barrio nos poníamos a jugar. A creernos que no había pobreza porque imitábamos la magia con que Michael Jordan dominaba el balón. A no perder la esperanza. A que se puede encestar en la última milésima de segundo del partido.
Hoy veo las mismas viejitas con sus mismos rosarios en la mano. Ahora rezando para que los muchachos de los barrios estén algún fin de semana sin tener que pelearse o drogarse. Los padrecitos miran sin asombro la falta de jóvenes en la misa porque el mundo ya no es el mismo de antes.
Antes de jugar, nuestro entrenador nos enseñaba a persignarnos y rezábamos para poder ganar, para recordarnos que ningún esfuerzo era en vano. Lo mismo hacía hacia el equipo rival. Hoy rezamos cada uno como puede a las imágenes o al santísimo y no sabemos para qué.
Dchawsj
Bogotá, abril 2018

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