El primer discípulo (relato)
- danielchawnamuche
- 6 abr 2021
- 2 Min. de lectura
Le llevaron, frente a él, una mujer descubierta en flagrante adulterio.
- La ley señala que ha de morir apedreada -dijo uno de la turba-.
- Si hay alguien que debe morir en vez de esta mujer, he de ser yo. -replicó-.
Él escribió en el suelo el nombre de su padre. Y, arrodillado, estableció:
- Pueden empezar; solo con una condición: han de estar libres de cualquier pecado.
Ambos quedaron solos. Él acarició la tierra donde había inscrito el nombre de su padre. Luego, dijo:
- ¿Dónde están todos? ¿No nos han apedreado?
- No. -respondió ella cubriéndose con las ropas raídas por la multitud-
- Vete y no vuelvas a pecar más.
- Rabboní…
Pero, él le impuso silencio en su boca pues ya no era necesaria más palabra.
Pasado un tiempo, la mujer llegó a tener un hijo. El hijo creció a los ojos de los hombres y de dios. Se hizo fuerte. Llegado el momento, partió de su casa, caminó por aldeas y escuelas enseñando a las personas.
Se encontró con unos apóstoles quienes miraban con cierto recelo su labor.
- Hay uno que está hablando en tu nombre. -fueron a decirle a su maestro-.
- ¿Se lo impedimos? -dijo otro-.
El maestro halló en él la misma mirada de su madre.
- No se lo impidan. Quien está a favor nuestro no está en contra.
- Pero,… -increpó uno de ellos-.
Nuevamente, el maestro detuvo todo amague de respuesta.
Cuando llegó el momento del maestro, a ni uno de sus discípulos se les vio cerca. Por allí, pasaba el hijo de la mujer. Y preguntó:
- ¿Quién es?
- Uno de tantos que este imperio, mata. -Respondió uno de los espectadores-.
El joven se compadeció y meneaba la cabeza desaprobando semejante brutalidad. Fue retirándose de aquella escena que no comprendía. Y, estando un poco lejos, gritó cayendo al piso:
- ¡Rabboni!
Dchawsj
Lima, abril de 2021.

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