DESDE BOGOTA A MADRID (CARTA)

Carta que escribí a los familiares, amigos y a los fieles de la Parroquia San Francisco de Borja en Madrid quienes asistieron a la misa en honor del Padre Carlos Riudavets Montes sj. asesinado en la amazonía peruana.

Estimados Amigos y Familiares de nuestro querido Padre Carlos. -

Nuestra pena no es muy distinta a la de ustedes. Seguimos sintiendo el mismo pesar por el modo en que fue arrancado de la vida. ¡Cuánto desearíamos recibir de él: una llamada o un email, una palabra de aliento o un buen deseo!

En esta ocasión, en que ofrecemos en el altar todos nuestros deseos, quiero agradecer por la generosidad del Padre Carlos quien dejó su patria natal para jugarse la vida por los más empobrecidos.

Agradecer la generosidad de su familia quienes nunca dudaron para la ayuda a la misión con los jóvenes indígenas. Ayuda que no sólo fue económica, recibimos el cariño de Blanca y Amadeo sus hermanos y con ellos el cariño del resto de su familia, entre ellos sus sobrinos: Blanca, Jorge y Javier. Y sus compañeros de aula, amigos y amigas de su ciudad.

No quiero dejar de agradecer también a Pascual Vicente, Cristina Cebollada y demás compañeros de la parroquia San Francisco de Borja quienes muy al estilo de San Pablo hicieron la colecta.

Todo lo que ustedes nos dieron lo dimos para los alumnos, desde balones de fútbol y herramientas de carpintería hasta la alimentación diaria.

No voy a escribir muchos detalles sobre Carlos porque sería redundar algo que ustedes ya saben cómo era él: Una persona práctica y sencilla, presto y diligente para la ayuda, su sonrisa que nos daba paz y su contagiosa y espontánea carcajada. Y no olvidar su afán por agradecer todo a todos.

La vida de Carlos es un don que agradecemos al Creador. Quienes fuimos tocados por ese don no nos queda más que agradecer al Señor. Ese don seguirá brillando en nuestros corazones y nos bendecirá en nuestro caminar cotidiano, en nuestros proyectos y trabajos.

Así mismo, la muerte de Carlos es la muerte de quien se solidariza con las muertes injustas e inocentes de la Selva: los suicidios de los jóvenes, los infectados por el VIH, los contaminados por los derrames de petróleo y quienes dan la vida luchando contra las empresas extractivas legales e ilegales del oro y madera. Son realidades que no podemos ocultar, nos preocupan y seguiremos todos allí, de un modo u otro.

La resurrección de Carlos y la de nosotros pasa por asumir las diferentes cruces que la historia nos pone. Asumir la vida y modo de Jesús no es la condena ni la venganza sino la solidaridad con los menos favorecidos.

Viviremos tristes, pero con la esperanza de que el Dios de la vida nos consolará. Caminaremos alegres con la fe de que la muerte no tiene la última palabra. Y amaremos al prójimo como deseáramos que nos ame Dios.

Muchas gracias por esta oportunidad de compartir unas palabras desde el otro lado del Atlántico. Los tendré siempre en mis oraciones.

Daniel Chaw sj, Hermano Jesuita – Hermano de Ustedes.

Bogotá, 26 de Setiembre del 2018