CUENTOS SOBRE MI MADRE #3 (relato)

“Mamá, qué tienes allí” levanté el índice de mi mano junto con el brazo 45 grados hacia ella. “Mi barriga” me respondió dando una leve mirada que bajaban al mismo tiempo que mi brazo. Ella hizo una breve pausa esperando que le dijera algo más e inmediato añadió la respuesta a la pregunta que no había formulado: “antes que pudieras caminar y más antes aún, estabas aquí adentro”. Asentí con la cabeza y me fui contento de haber recibido la respuesta a mi interrogante. Quizás en ese momento, ella esperaba alguna otra pregunta pero no lo hice porque me gustaba buscar las respuestas por mí mismo antes que otros me las contaran. Sin embargo, no pasaron muchos días, cuando mirando su barriga otra vez le pregunté: “y yo, qué hacia allí adentro”. Mi madre quien en esa época nunca desaprovechaba una ocasión me respondió que la barriga es como el colegio que una vez dentro aprendemos cosas que nos servirán para el momento que salgamos de allí. “Y por qué no me acuerdo” le dije avergonzado. “Porque para eso estoy yo para hacértelas acordar” me respondió. Sin que todavía se me fuera todo la vergüenza, volví a preguntar si podía hacerme recordar alguna. Ella se hincó, me miró, me sonrió y me dijo: “estira tus brazos, abrázame y dame un besito”. Lo hice como ella me lo indicó y nunca más volví a olvidar aquella lección que había aprendido antes de nacer.

Dchawsj

Yamakaientsa, Marzo 2014